29 d’agost del 2006

doble y falta

Alguna vez comenté lo mucho que me emocionan los deportes.
Y las historias de vida que se tejen alrededor de alguien que se debate todo el tiempo entre el triunfo y el fracaso. Esos dos impostores, diría Kipling.

Bueno. Para quienes se enganchen ahora con el básquet, por lo del mundial, quería contar esto:

hace unos años escuché por primera vez el nombre de Walter Hermann, el suplente rubio de pelo largo del equipo argentino. Y me emocionó.

Un día, Walter Hermann se despierta solo de una siesta en una concentración. Llama a lo de su novia. Le dicen que acaba de morir en un accidente automovilístico. Lo que se entera poco después es que, en ese mismo auto, también iban su mamá y su hermana, quienes también mueren.
Le queda el papá. 18 de julio de 2003.

18 de julio de 2004: Walter la rompe en la final contra Brasil del campeonato sudamericano, convirtiendo 38 puntos.
Suficiente moño para tan triste aniversario.

Pero no. Se enteró en los festejos:
acababa de morir su padre de un paro cardíaco.


Agosto de 2006: se está luciendo en el mundial y Michael Jordan (nada menos) lo acaba de elegir para debutar en la NBA.


A mí siempre se me estruja el corazón cuando lo veo entrar a la cancha.


Es como dice Dal Masetto:

A veces, la vida exagera...