28 de març del 2008

solos en la madrugada

Supongo que antes me sonaba a madre o a tía, pero hace unos años salí de lo de la morocha a la madrugada y me dijo: ¿Me mandás un mensajito cuando llegás a tu casa? Creo que me burlé, o algo. Con el tiempo cambié de opinión. Hoy me gusta decirle a quien se va tarde de casa que me mensajee cuando llegue a destino. Lo pensaba recién, con J yéndose apenas a unas cuadras después de la una.
No es tanto tranquilidad para mí, sino que el otro sepa que alguien está pendiente de él. Que importa.
Como un taxista que espera a que entres para arrancar.

Un *que estés bien*. Un *cuidáteme*.
Un frotadita enérgica en el centro de la espalda cuando nos despedimos.