17 de desembre del 2007

a callar!

Para mí lo más de lo más de lo más lindo de los recitales de Sabina es cuando toca Y sin embargo.

En algunas partes del mundo (no en todas), luego de "...y me envenenan los besos que voy dando...", él deja que el público retome a capella la canción. Luego se suma la orquesta y él y la terminan.

Aquí, eso se da al menos dos veces seguidas.
Sólo aquí pasa.
Cualquiera que haya ido a un recital de Joaquín sabe de qué le hablo.

Bueno: el jueves pasado, cuando estaba terminando el canto natural del público (la primera vuelta), y ya iban por el "...y me envenenan los besos que voy dando..." (que en todo el mundo es el final), Joaquín se puso de frente a Serrat con carita de "Ya vas a ver, ya vas a ver". Le brillaban los ojitos. Carita de "Vas a ver lo que te dije...". Se veía claro por la pantalla gigante.
Entonces vino el segundo solo de la gente.

Y ellos se fueron a la escalera y se sentaron a ver el espectáculo, extasiados.

Y yo me acordé de este momento maravilloso de fines del siglo pasado y que pego en el post de abajo (gracias, nena, por las gestiones).

Etiquetes de comentaris: