16 d’agost del 2007

costumbres

a veces lo preparo yo, a veces él.
ahora es mi té con su café, las tostadas, la leche, mi queso, su miel.
hay un mate en la mesada.
en mi casa. un mate.

el paisaje cambió un poco: un Le monde Diplomatique da vueltas por los ambientes. tengo antivirus, micrófono en la máquina, flor nueva en la ducha. se acumulan los diarios sin leer. me mete en el mundo mp3.

a veces llego y me está esperando con la comida. me compra más leche, más queso, más carne. tiene el don del aderezo de ensalada.
cocina él y lavo yo. o improviso yo y él pide más.
abre el vino, me pela la papa que me serví, le pregunto cómo se dice una cosa en otro idioma.
vemos tenis. o él pone un documental en atc.
en las propagandas yo cambio a bailando por un sueño.
le hablamos a la pantalla.
miramos mucho en mute.
se da maña, y entonces pasa algunas horas soldándome un circuito, o instalándome programas, o yendo a la ferretería por mí.
luego me explica cómo colocó teflón alrededor de la rosca.
para mí que me recita Neruda.

a la noche, yo me encargo de las salidas: propongo bares, restaurantes, obras, películas. vamos. luego él me pone a dormir y apagas las luces y traba la puerta y baja las persianas.
toma su vaso de leche fría. yo paseo por el cuarto mientras me lavo los dientes.

tapa mis pies helados con sus muslos.

nos hablamos en susurros hasta dormirnos.

nunca me deja sin colcha.

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