1 de març del 2007

sutil, ingrávido y gentil. como pompa de jabón

Se sirve esa cerveza sin alcochol que sólo ella toma, y en copa porque no le gusta entibiarla con la mano, y se sienta y me dice por enésima vez que Sólo por él acampé en la calle una noche, y yo pienso, por enésima vez, que Yo empecé a los 17 y luego hubo otros. Caigo en la metáfora generacional, de pacotilla, y la despejo con la mano cuando me acuerdo de Stella y el disco que le regalé (¿'96?), en Ana y su fantasía, en su amiga tomándole la mano en el semáforo, en J grabándome la Canción infantil para despertar una paloma morena de tres primaveras ("para escuchar por las mañanas, *porque no falla*"). Y siempre la misma impresión recriminatoria: no te coge, no te coge... *te hace el amor*, ¿entendés?. Y yo que a veces sí y a veces no tanto.

Ellas salen, chocándose con los espejos retrovisores de los autos que las esperan. Una dice Estoy como tonta y de atrás le contestan con un suspiro volado. Los grupitos entran a Il gatto. Para comentar cada gesto, presiento. Yo camino y pienso en Johnny, que quería que lo abrazaran por las noches, y en los padres de M, que un día rompieron sus fotos de noviazgo porque Ya no somos esos. La cosa con él tal vez sea al revés: él sigue siendo él, y ellas le renuevan los votos cada otoño con tal de que las abrace de noche.

Anoche, cuando apago la luz, me doy vuelta y también lo siento. Es que suena en el Aiwa, y sigo sin poder explicarlo: la vigencia, el romance, lo que acabo de ver, mis lágrimas en un momento, quererlo, creerle, el *para toda la vida*.
Me duermo y sueño que mi mamá me sirve cerveza sin alcohol y no le importa si la entiendo porque el daño ya está hecho. Y me sonríe. Y él que nos mira, porque somos chiquititas y estamos en la palma de su mano y ya sabe cómo termina esa canción. Y se pone a silbar.
Él también está de entrecasa.
Y se lo ve contento.