a vuelta de correo irá la mía
El otro día leía a Alan Pauls decir que usaba el mail casi como el correo: para establecer relaciones epistolares intensísimas con cierta gente.
No lo decía así, pero eso era lo que le pasaba.
Y lo que me pasa a mí.
En general, luego, en persona, no puedo mantener esa relación así de intensa, chispeante, seductora. Entran en juego otras variables. Tenés que ser activo.
En cambio, por mail podés ser un pasivo delicioso. Jugar con las palabras y sus efectos.
Por mail mantego relaciones diarias. Creo que tengo un don epistolar.
Y cuando encontrás a otro con ese don, y se establece el ida y vuelta constante, es como jugar con Aimar: puras paredes. Es con gente que conocí personalmente en algún momento pero con la que, extrañamente, recién pudimos hacer click gracias a las letras, la manera de armar las oraciones, las cosas que nos decimos, el humor con el que jugamos.
Ahora lo que me pasa es que entré en el momento en que me hago la cabeza.
Porque personalmente creo que no voy a poder mantener este juego tan absolutamente delicioso que tenemos. Y el juego siempre parece tener el mismo final esperanzado de que lo podamos mantener en persona, o que se corte. Por qué.
En fin.
No tengo noticias de que a Pauls le pase lo mismo.
No lo decía así, pero eso era lo que le pasaba.
Y lo que me pasa a mí.
En general, luego, en persona, no puedo mantener esa relación así de intensa, chispeante, seductora. Entran en juego otras variables. Tenés que ser activo.
En cambio, por mail podés ser un pasivo delicioso. Jugar con las palabras y sus efectos.
Por mail mantego relaciones diarias. Creo que tengo un don epistolar.
Y cuando encontrás a otro con ese don, y se establece el ida y vuelta constante, es como jugar con Aimar: puras paredes. Es con gente que conocí personalmente en algún momento pero con la que, extrañamente, recién pudimos hacer click gracias a las letras, la manera de armar las oraciones, las cosas que nos decimos, el humor con el que jugamos.
Ahora lo que me pasa es que entré en el momento en que me hago la cabeza.
Porque personalmente creo que no voy a poder mantener este juego tan absolutamente delicioso que tenemos. Y el juego siempre parece tener el mismo final esperanzado de que lo podamos mantener en persona, o que se corte. Por qué.
En fin.
No tengo noticias de que a Pauls le pase lo mismo.
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