13 de febrer del 2006

Siempre es deliciosamente igual: dos o tres horas de habla y comida (momento en que -generalmente mientras nos prepara algo rico- damos a papo full-access al intrincado mundo de la charla femenina) y luego unas cinco horas del juego que sea: jodete, presidente, o -como anoche- canasta.

Cartas.
Es la mejor excusa que encontramos para decirnos, cada tanto, que nos gusta estar juntos.

Gracias Pap por llamar entre peli y peli y convocar al harem.