menos de un mes

Corría… no sé qué año, El país apenas empezaba a imprimirse acá y Gu me habló de Babelia. Pero yo me confundí y compré el diario un domingo. Y me encontré con la revista. Hete aquí que en esa primera EPS criolla que tuve en mis manos había una entrevista a Sabina. Y en esa entrevista, Joaquín hablaba de un montón de cosas, pero de repente…
…Hasta que me vi en medio del Atlántico, todos los pasajeros durmiendo, y yo con mi whisky y mis pitillos escribiendo furiosamente sobre lo que había vivido en el DF o en Buenos Aires. Allí comprobé la verdad de lo que yo afirmaba alegremente, que la única patria es la lengua. Mi pasmo fue descubrir que todo me era familiar, pero ¡tan diferente! Además, mis canciones me habían precedido y hasta eran conocidas en Cuba, donde nunca había salido un disco mío. Al mismo tiempo, mi cara no era reconocible y podía hacer cosas, ir a sitios que me estaban vedados en España. Y quieren de otro modo. En mi memoria están las entrevistas de Lola Flores, que para mí siempre venía de Buenos Aires diciendo que en América respetan a los artistas, no como aquí. También era verdad. Si me quedara a vivir en Buenos Aires terminaría gilipollas. Es… excesivo. Terminas de actuar en el Gran Rex, llegas al restaurante a cenar ¡y los clientes se ponen en pie y te aplauden! El otro día nos seguía un coche con una pareja por la calle Corrientes, y finalmente me paré y fui hacia ellos. El tipo me enseña un reloj y me dice: “Vos me lo regalaste”. ¿Cómo así? “Es que hace años te conté que mi primer hijo se llamaba Joaquín por tus discos”. En los asientos de atrás van dos niños. Y añade: “La bebita se llama Sabina”. ¿Qué puedes decir?
Aparte de halagos, ¿qué halla en aquellos países?
¡Pues que todo es más verdad que aquí! Bailar no es “estamos en una boda y nos marcamos un pasodoble", follar es follar con todo el cuerpo, la riqueza es un escándalo y la pobreza echa para atrás. Yo evito el macondismo, la fascinación por la miseria y el subdesarrollo en que cae cierta izquierda. Me gusta su amor por el lenguaje. Son cursis, ya que no se tienen miedo a sí mismos; se expresan de un modo florido, se sacan el corazón. Y ojo, una porteña candidata al Nobel de Química puede hablar como Corín Tellado. Nosotros reprimimos los sentimientos, nos cuesta tocarnos, cada vez somos más ingleses. Además, cómo negarlo, allí están los mejores culos del mundo. ¡Y cómo bailan!
Arriésguese a que le llamen machista y hable, grosso modo, de sus diferencias con las españolas.
Por ejemplo, las argentinas se visten de mujeres, aunque sean intelectuales. Lamentablemente, se operan las tetas. Además, usan los trucos ancestrales de la coquetería y la seducción, que aquí se han perdido por ese pudor ortopédico. Y dicen unas cosas: las cartas de fans españolas empiezan con “hola, me llamo Pepita y seguro que esta carta no te va a llegar”… se te quitan las ganas de seguir leyendo. Las de fans americanas son auténticas piezas literarias que te atrapan desde el principio…
Bonito: que te espero. Y que lamento no tenerte cerca porque quería escribirte unas cosillas…
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