De Cortázar, el género epistolar y la genialidad 2
A Ana María Barrenechea
“París, 21 de marzo de 1960
Querida Anita:
(…)
A todo esto vos me has sumido en la más profunda de las estupefacciones, porque en este mundo uno cree conocerse un poco, y un buen día aparece una persona que a uno le merece el más alto de los respetos, y esa persona empieza a decir cosas de uno que no se sospechaba en lo más mínimo. Imaginate mi asombro y casi mi pavor al enterarme, gracias a tus clases, que yo suelo abundar en el estilo indirecto libre, o que me agazapo en forma de narrador fingido, sin contar que a veces me planto en el estilo directo… Me has dejado verdaderamente pasmado. Lo malo es que ahora cada vez que agarro la lapicera para empezar alguna cosa, me pregunto afligido: ‘Y esto, ¿lo haré en estilo indirecto, o me quedo del otro lado y le cedo la palabra a un narrador fingido?’. Son dudas terribles, Anita, capaces de paralizar cualquier impulso, por más cronopio que uno sea. Yo no sé lo que va a pasar. ¿Abro una rotisería y me quedo en paz por el resto de mis días? Una rotisería es siempre en estilo directo, creo. No hay problemas. La idea empieza a tentarme, aunque me falta el capital…”
Cartas 1 – Cortázar
Pág. 418
“París, 21 de marzo de 1960
Querida Anita:
(…)
A todo esto vos me has sumido en la más profunda de las estupefacciones, porque en este mundo uno cree conocerse un poco, y un buen día aparece una persona que a uno le merece el más alto de los respetos, y esa persona empieza a decir cosas de uno que no se sospechaba en lo más mínimo. Imaginate mi asombro y casi mi pavor al enterarme, gracias a tus clases, que yo suelo abundar en el estilo indirecto libre, o que me agazapo en forma de narrador fingido, sin contar que a veces me planto en el estilo directo… Me has dejado verdaderamente pasmado. Lo malo es que ahora cada vez que agarro la lapicera para empezar alguna cosa, me pregunto afligido: ‘Y esto, ¿lo haré en estilo indirecto, o me quedo del otro lado y le cedo la palabra a un narrador fingido?’. Son dudas terribles, Anita, capaces de paralizar cualquier impulso, por más cronopio que uno sea. Yo no sé lo que va a pasar. ¿Abro una rotisería y me quedo en paz por el resto de mis días? Una rotisería es siempre en estilo directo, creo. No hay problemas. La idea empieza a tentarme, aunque me falta el capital…”
Cartas 1 – Cortázar
Pág. 418
0 Comments:
Publica un comentari a l'entrada
<< Home