21 de novembre del 2005

feliz domingo

Ayer, día de limpieza general y visita a media mañana –post Nalbandian- a lo de mi madre.
Clarín, Nación, Perfil, galletitas con Mendicrim y mermelada, ravioles con bolognesa, helado con frutillas.

-Qué bien le queda el pelo más castaño a la Papaleo… no como cuando se ponía esos tonos rojos tan vulgares…

Mi mamá hojea las revistas, como todos. Me pregunta si me gustan las puestas de Alicia Zanca. Le digo que no y luego le tengo que explicar por qué. Entonces me pregunta de quiénes sí me gustan las puestas. Y ahí enumero. Tampoco tantos… Ella sigue hojeando.

-¡Qué flaca que está Susana! ¡Mirá la cintura!...

Yo le comento sobre los secretos de los restaurantes más exclusivos. Me pregunta qué es Casa Cruz. Le leo en voz alta lo de las paneras y los platos de Limoges.

-¿Quiénes son los que editan Perfil? Aghhh… este Fontevecchia me parece un repelente, pero sin dudas sabe del medio…

Mamá me elogia los ravioles, la salsa calentada, se sienta a seguir leyendo al lado de su balcón florido y agrega ¡Qué bien quedan las frutillas con el helado, ¿no?!

Me voy con mis bolsos de sábanas y toallas lavadas. Está contenta.

A la noche la llamo para decirle que por cable dan la segunda parte de Kill Bill, que ella no vio. Apenas digo Hola mamá, ella dice

¡Hola! Gracias por tu visita hoy.

La puse contenta con muy poco. Mi madre no es un bicho de soledad. Necesita hablar desde que se levanta y comentar las cosas en voz alta.
Hoy yo le di eso.

Tres horas apenas.
Detalles.