mi vida sin mí, hasta las 15, plus extras
Guido trabajando piensa y dice
Qué hago acá...
En los días de humedad (Juana Molina - Rara)
Necesito salvoconductos diarios.
Ya tengo incorporada la técnica desde que salgo de casa: me mentalizo automáticamente en algo agradable que ocupe mi mente durante esas horas. Un tipo, un reencuentro, los amigos, un plan para la noche, un plan para mi vida.
En el interín, corro. Pero me hago tiempo para chequear seguido mis mails, y armar conversaciones con los que escriben o proponer yo. Incluso cerrar salidas. No podría con el msn pero sí me manejo bien cortando redacciones cuando me llaman o cerrando ventanitas de apuro. El sms camino a los bancos también funciona, y... no hay tiempo para mucho más. Corro de veras. Y, cuando puedo, estiro la visita-al-baño-cepillo-de-dientes post almuerzo. Almuerzo rush y de pie, claro.
Por último -sobre todo los días con menos paciencia y porque no está de más- rezo antes de cruzar el portón: que se me haga corto hoy, por favor.
Lo peor de todo es que es part-time y con ventajas...
Se cumplen 5 años por estos días
y me dan ganas de llorar.
Siento que nada me templó más (pocas cosas te templan el espíritu más que tener que hacer bien algo que no querés; tal vez hacer algo que querés, hasta el fondo), pero nada me golpeó más en la vida.
Se te borran los caprichos de un saque, te lo aseguro. También el resto de ego.
No pasaron 5 años; pasaron muchos más.
Aprendí a convivir, a tratar con gente que está arriba y que está abajo, a pelear, a defender posiciones, a sacar cosas adelante, a jugar el juego. Boludeces.
Tal vez sea mi canon por tantas ventajas en esta vida.
No hay un solo instante en que no sueñe con dejar de pagarlo.
Es que aún ni me doy cuenta del precio.
Carísimo.
No voy a llorar más... pero hay momentos en que me pegaría un abrazo.
0 Comments:
Publica un comentari a l'entrada
<< Home