mayor de edad
Cuenta la anécdota que, un domingo a la tarde, teniendo yo 8-9 años, mi papá me dejó caminar 30 metros delante del grupo familiar para ir de la casa de un tío a la casa de una tía en las desiertas veredas de Salta. El trayecto duró una cuadra: la distancia entre las casas. La leyenda remata con la voz de mi padre: -Cuando llegamos, te pregunté ‘Milucita, ¿qué sentís?’ ‘Ah –parece que contesté- me siento como una chica de 13 años’.
Para mí, por aquel entonces, tener 13 años era “ser grande”. En los márgenes de mis cuadernos anotaba: “Andrea, 7° grado, 13 años”. Yo no me llamaba ni me llamo Andrea. De hecho hoy me parece un nombre feo, pero a esa edad para mí era perfecto.
Hoy ni recuerdo lo que es tener 13.
Y, ahora que pienso, me salteé 7° grado.
Para mí, por aquel entonces, tener 13 años era “ser grande”. En los márgenes de mis cuadernos anotaba: “Andrea, 7° grado, 13 años”. Yo no me llamaba ni me llamo Andrea. De hecho hoy me parece un nombre feo, pero a esa edad para mí era perfecto.
Hoy ni recuerdo lo que es tener 13.
Y, ahora que pienso, me salteé 7° grado.
No sé por qué recién, en la ducha, me acordé de todo esto.
0 Comments:
Publica un comentari a l'entrada
<< Home